
Desde un “jamás los vemos y cuando lo hacemos, es en una bici, así jamás van a brindar seguridad”, hasta un “no les pago por su vigilancia, sino para que no me roben”, es la percepción ciudadana de la Policía Urbana, un sistema de vigilancia implementado desde hace años en la Capital potosina.
Constantes robos a casa habitación, a vehículo en distintas partes de la ciudad muestran la ineficiencia de un servicio de seguridad privado que tiene más de 25 años de servicio en San Luis Potosí y que a decir de los potosinos, es una policía que está “de adorno”.
Evidentemente, los vigilantes están fuera de forma, no cuentan con el equipo necesario para brindar seguridad, sin embargo, a decir de los vecinos, siempre acuden a cobrar su servicio y su no se les apoyan, se molestan e incluso, reclaman con malos modos.
De acuerdo a sus estatutos, la Policía Urbana, Bancaria e Industrial tiene como principal función, la vigilancia para la prevención de los delitos en el sector habitacional, instituciones bancarias, financieras, educativas, comercios o del sector Industrial, que requieran de la prestación de sus servicios, conforme a los lineamientos establecidos en su decreto de creación y en su reglamento.
La Universidad Autónoma de San Luis Potosí es una de las “víctimas” de la Policía Urbana, Bancaria e Industrial, que en reiteradas ocasiones a intentado separar del csrgo de la vigilancia de sus campus a sus elementos, pero por condiciones políticas no se ha podido concretar.
Las quejas recabadas son de vecinos de la Colonia Las Águilas, del Valle, Polanco, Himno Nacional, tequis, Zona Centro, Morales, Himno Nacional primera y segunda sección, Burócrata, por mencionar algunas.
Los sueldos de la Policía Bancaria van desde los 7 mil a los 11 mil pesos mensuales, con exigencias de bachillerato, conocimiento de la ciudad y el manejo del trabajo bajo presión, sin embargo, no es suficiente para cubrir la cuota de loa elementos que en la mayoría de los casos, sirven como recepcionistas de instituciones privadas y públicas.